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¿Cómo se conforma el autoconcepto?

El auto concepto es una construcción psicosocial que cada persona realiza a lo largo de su vida acerca de si misma. Puede implicar una construcción aproximadamente realista o presentar distorsiones que conduzcan a una sobre valoración  o una infravaloración.

 

¿Qué es la autoestima?

Es el conjunto y valores que la persona tiene acerca de quién es, de sus capacidades, habilidades, recursos y potencialidades, que le han conducido hasta donde está y que le llevarán hasta donde crea que puede llegar.

La autoestima es la forma en la que nos pensamos, nos animamos, nos sentimos, y nos comportamos con nosotros mismos.

 

Conocimiento y regulación de emociones.

Las expresiones emocionales suelen ir asociadas con las relaciones con los otros, aunque no se restrinjan a ellas. En efecto, también producen reacciones emocionales algunos fenómenos del mundo natural, pero están más frecuentemente asociados con las relaciones sociales. Los niños no sólo son capaces de expresar sus emociones, sino que desde los primeros meses atienden a las expresiones de las madres. Hacia los nueve meses son capaces de reconocer expresiones afectivas en la cara de otros y establecer una relación con su propio estado. Y hacia esa misma edad empieza a colaborar en juegos sociales. Así pues, los niños son capaces de expresar sus propios estados de tal manera que sean comprensibles para otros, y de respetar las expresiones de los demás, sobre todo en relación con ellos mismos.

A partir del segundo año empieza a haber respuestas diferenciadas a estados emotivos de los otros e incluso los niños son capaces de reconocer a una persona que se encuentra en alguna situación de tensión, generalmente una persona del entono más próximo al niño. Los niños a esa edad son muy sensibles a situaciones entre los adultos, especialmente a situaciones de tención y se ven afectados por ellas, lo cual quiere decir  que son capaces de identificarlas.

Hacia los tres o cuatro años se formaría la teoría de la mente, la cual consiste en que el niño establece modelos del funcionamiento mental de las otras personas. El niños estaría construyendo no solo su propia mente sino la mente de los otros y haciendo inferencias acerca de ella en relación con su propia actividad.

 

El papel de la familia, la escuela y la comunidad.

La influencia de la familia es muy importante, ya que esta  es la que le transmite o le enseña los primeros y más importantes valores que llevan al niño a formar, a raíz de estos, su personalidad y su nivel de autoestima.

La comunicación está estrechamente relacionada. Según se hayan comunicado los padres con los hijos, esos van a ser los factores que influyan en la personalidad, la conducta, la manera de juzgar y de relacionarse con los demás.

La escuela también cumple un papel muy importante ya que es la que debe tener estrategia y las formas para ayudar al niño con estos sentimientos tan distorsionados que le ocasionan tantos problemas t debe por lo tanto, promover en los niños un autoconcepto positivo, tomando conciencia de sus virtudes y posibilidades, al igual que de sus limitaciones, enseñándole a respetar tanto a los demás como a el mismo.

 

Importancia de los amigos.

Los niños no parecen manifestar un interés especifico por otro niños de su misma edad, y los primero contactos no son muy específicos. Rubin (1980) en los primeros contactos los niños se exploran como si se tratasen de objetos. Los bebés manifiestan un gran interés por la cosas, las exploran con evidente placer y tratan de descubrir sus propiedades, y cuando se encuentran con otro niño lo tratan de forma parecida.

Así mismo, señala que el niño adquiere un conocimiento muy distinto con los otros que con los objetos físicos, ya que los otros tienen un comportamiento más imprevisible que los objetos. Pero el conocimiento de los otros hay que adquirirlo de forma semejante a como se adquiere el conocimiento del mundo físico, es decir, experimentando las resistencias que ofrecen a la acción propia.

 

El trabajo y el juego en interacciones con sus pares y adultos.

Parten (1932) y otros teóricos ven el juego como una forma de interacción social que se refleja y facilita la creciente habilidad del niño para comprometerse con sus iguales en acciones cooperativas.

Piaget (194/1962), el juego tiene un papel fundamental en las habilidades mentales en desarrollo del niño y describe diversas etapas

  • Práctica o juego funcional: es característica del periodo sensomotor.

  • Juego simbólico: aparece en el periodo preoperacional. Incluye el uso de representaciones mentales en las que los objetos pasan por otros objetos.

  • Juegos con reglas: se caracteriza por el uso de reglas exteriores para el inicio, la regulación, el mantenimiento y la terminación de la interacción social.

 

Vygotsky menciona que el juego sirve como una herramienta de la mente que habilita los niños para regular su conducta. Las situaciones imaginarias creadas en el juego son las primeras restricciones que encauzan y dirigen la conducta de una manera específica. El juego organiza la conducta: en vez de producir una conducta totalmente espontanea, el niño actúa en el juego, por ejemplo, como una mamá o un chofer de camión.

 

Principios, conceptos disciplinares y contenidos del PE para fomentar el desarrollo personal y social del niño.

La comprensión y regulación de las emociones y la capacidad para establecer relaciones interpersonales son procesos estrechamente relacionados, en los cuales los niños logran un dominio gradual como parte de su desarrollo personal y social.

Los procesos de construcción de la identidad, desarrollo afectivo y de socialización se inician en la familia. Al respecto, las investigaciones actuales han demostrado que los niños desde edad temprana desarrollan la capacidad para percibir e interpretar las intenciones, los estados emocionales de los otros y actuar en consecuencia; es decir, en un marco de interacciones y relaciones sociales; transitan, por ejemplo, de llorar cuando sienten una necesidad –que los adultos interpretan y satisfacen–, a aprender a expresar de diversas maneras lo que sienten y desean.

El lenguaje juega un papel importante en estos procesos, porque la progresión en su dominio por parte de los pequeños les permite construir representaciones mentales, expresar y dar nombre a lo que perciben, sienten y captan de los demás, así como a lo que los otros esperan de ellos.

La construcción de la identidad personal en los niños implica la formación del autoconcepto (idea que están desarrollando sobre sí mismos, en relación con sus características físicas, sus cualidades y limitaciones, el reconocimiento de su imagen y de su cuerpo) y la autoestima (reconocimiento y valoración de sus propias características y de sus capacidades), sobre todo cuando tienen la oportunidad de experimentar satisfacción al realizar una tarea que les representa desafíos. En este proceso están empezando a entender cosas que los hacen únicos, a reconocerse a sí mismos por sus rasgos físicos y las características que los hacen especiales, a entender algunos aspectos relacionados con el género que distingue a mujeres y hombres, como las características físicas, la apariencia o el comportamiento, pero también las que los hacen semejantes; a compararse con otros, a explorar y conocer su propia cultura y la de otros; a expresar ideas sobre sí mismos y escuchar las de otros; a identificar diferentes formas de trabajar y jugar en situaciones de interacción con sus pares y adultos, y también a aprender formas de comportamiento y de relación.

En la edad preescolar, los niños han logrado un amplio e intenso repertorio emocional que les permite identificar en los demás y en ellos mismos diferentes estados emocionales –ira, vergüenza, tristeza, felicidad, temor–, y desarrollan paulatinamente la capacidad emocional para funcionar de manera más autónoma en la integración de su pensamiento, sus reacciones y sus sentimientos.

La comprensión y regulación de las emociones implica aprender a interpretarlas y expresarlas, a organizarlas y darles significado, a controlar impulsos y reacciones en el contexto de un ambiente social particular. Se trata de un proceso que refleja el entendimiento de sí mismos y una conciencia social en desarrollo, por el cual las niñas y los niños transitan hacia la internalización o apropiación gradual de normas de comportamiento individual, de relación y de organización de un grupo social. Las emociones, la conducta y el aprendizaje están influidos por los contextos familiar, escolar y social en que se desenvuelven las niñas y los niños, por lo que aprender a regularlos les implica retos distintos. En cada contexto aprenden formas diferentes de relacionarse, desarrollan nociones sobre lo que implica ser parte de un grupo y aprenden formas de participación y colaboración al compartir experiencias.

Las relaciones interpersonales implican procesos en los que intervienen la comunicación, la reciprocidad, los vínculos afectivos, la disposición a asumir responsabilidades y el ejercicio de derechos, factores que influyen en el desarrollo de competencias sociales.

Los niños ingresan a preescolar con aprendizajes sociales influidos por las características particulares de su familia y del lugar que ocupan en ella; sin embargo, la experiencia de socialización que se favorece en la educación preescolar les implica iniciarse en la formación de dos rasgos constitutivos de identidad que no estaban presentes en su vida familiar: su papel como alumnos; es decir, su participación para aprender de una actividad sistemática, sujeta a formas de organización y reglas interpersonales que demandan nuevas formas de comportamiento, y como miembros de un grupo de pares que tienen estatus equivalente, pero que son diferentes entre sí, sin un vínculo previo y al que une la experiencia común del proceso educativo y la relación compartida con otros adultos, entre quienes la educadora representa una nueva figura de gran influencia para los niños.

El clima educativo representa una contribución esencial para propiciar el bienestar emocional, aspecto fundamental en la formación de disposiciones para el aprendizaje de los alumnos.

El desarrollo personal y social de los niños como parte de la educación preescolar es, entre otras cosas, un proceso de transición gradual de patrones culturales y familiares particulares a las expectativas de un nuevo contexto social, que puede o no reflejar la cultura de su hogar, donde la relación de las niñas y los niños con sus pares y la maestra tienen un papel central en el desarrollo de habilidades de comunicación, de conductas de apoyo, de resolución de conflictos y de la habilidad de obtener respuestas positivas de otros.

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